El principio del fin de los ancianos de 40 años
Hoy, mientras estaba haciéndole seguimiento en redes sociales a los distintos eventos que se han realizado en las marchas, las distintas publicaciones que aparecen de forma permanente generadas por los medios de comunicación tradicionales, por los opositores, los oficialistas y los distintos actores que están interviniendo en este proceso que empezó hace ya 18 días, y que hoy toma un primer respiro con la reunión que se está realizando en este momento en la Casa de Nariño entre el Comité del Paro y el Presidente Iván Duque, queda una reflexión muy interesante que nos muestra como una generación está realizando un proceso increíblemente valiente, en el que inevitablemente los ancianos de 40 años o más van a ser relegados.
En un periódico de España ayer 15 de mayo de 2021 aparecía una noticia en donde se asignaban las fechas de vacunación para las personas a los que denominaban ancianos mayores de 40 años, inicialmente de forma jocosa la noticia se replicó en todas las redes sociales y poco a poco se hizo viral, sin pasar de ser una anécdota, sin embargo durante los últimos 18 días en Colombia nos hemos dado cuenta que los menores de 40 años son los que están estableciendo un nuevo ritmo, son los que quieren un nuevo mundo, los que están cansados de vivir en un país gobernado por tradición, subyugado por una religión que ya no tiene seguidores y que poco a poco se va desmoronando de escándalo en escándalo, de una cantidad de leyes hechas para personas incluidas en pequeños grupos de pensamiento o en pequeños grupos de élite que están acostumbrados a manejar la economía y el país en general a partir de pupitrazos en los diferentes Estadios legislativos, amangualados en grupos a los que se denominan partidos según la conveniencia temporal, y que se comportan más como sectas fanáticas que piensan que las personas no son importantes solamente las dádivas y las ventajas que se puedan obtener para ellos en los diferentes espacios del Gobierno.
Esa generación de menores de 40 años que está plagada de historias de Instagram, Facebook o Twitter, que bailan en Tik Tok y que sin miedo muestra su naturaleza a veces débil y a veces muy fuerte a los ojos del mundo no como grupos sino como individuos; que no conocen de religiones de tradición, pero que sí están muy atentos a las metáforas que se les plantean en las narraciones y mitos con las que han crecido, Uribe se convirtió en Lord Voldemort, y para ellos (los jóvenes) su gesta se basa en que un grupo de estudiantes organizados pudo vencerlo y eliminarlo, para estos chicos marchantes en las calles existe la fuerza, pero no la impuesta o la implícita en un bolillo o en una tonfa por parte del SMAD, existe la fuerza ese valor intangible que recorre el cuerpo y que hace que las personas tengan voluntad y puedan hacer lo correcto, existen dioses del trueno qué les dicen en sus cabezas que por medio de un martillo mágico que solo pueden levantar los que son dignos, se puede construir una nación diferente, una nación en la que conseguir un trabajo no depende del color de la piel, del género, o de la corriente política, mucho menos de las palancas, depende de cada persona y sus intereses y sobre todo de sus sueños.
La lucha en las calles el día de hoy, es el resultado de la presión, del silencio, de un sistema educativo que no enseña, que lo único que plantea es obediencia, servicio y repetición, hoy, las grandes multitudes que están recorriendo las calles están presagiando un cambio, uno que le va a costar mucho a Colombia, porque preparados o no, las nuevas generaciones se van a tomar el país, no con violencia, o con imposición de credos importados, modelos políticos basados en colores, y mucho menos en palabrería barata; si algo ha demostrado la generación de cristal es que está hecha de diamante, irrompible y resistente ante el embate de toda esa basura que se le dejó relegada por medio de las anteriores generaciones, y que nunca pensó, qué ese montón de insurrectos, que todavía tienen que pedir permiso para salir a marchar a sus papás, impondrían en secreto una nueva regla: respeto por la individualidad, y libertad para vivir.
A ellos es a los que tenemos que rodear y apoyar.
(D.R.) El lector